Por una hora, el avión presidencial se convirtió en aula escolar donde se impartieron las clases favoritas del Ejecutivo de la Nación: Historia y Geografía..
Antes de despegar de la CDMX, el capitán del avión de Aeroméxico, Alejandro Aguilera, además de ser el responsable de llevar a los pasajeros a Manzanillo, incluido al Presidente de la República, se convirtió en el profesor del viaje.
Abrió el micrófono y luego de dar las habituales indicaciones del vuelo, dio una exposición sobre los sitios por donde sobrevolaría el avión.
COMO GUÍA TURÍSTICO
Dijo que se volaría por el Lago de Texcoco y avisó que por las ventanas del costado izquierdo se vería Ecatepec, y del lado derecho, Chimalhuacán, así como Iztapalapa.
Abordó la importancia del Lago de Texcoco para los aztecas, la etapa de esta zona lacustre en el virreinato, con Porfirio Díaz, cuando fue desecado y hasta la actualidad, cuando se decidió recuperarlo a través del lago Nabor Carrillo.
A los cinco minutos reinició la clase, ahora de Geografía, pues la aeronave sobrevolaba Atlacomulco y luego Michoacán, donde el capitán habló de sus lagos.
Así, abriendo y cerrando el micrófono, la aeronave atravesó Jalisco y luego Colima, con su explicación sobre volcanes. Al aterrizar pidió a los visitantes cuidar el entorno y no tirar basura en las playas.
RECUPERAR EL LAGO DE TEXCOCO
Al bajar del avión, Andrés Manuel López Obrador le dijo al capitán que en dos años parte del lago será recuperado. Lo felicitó por su explicación y se fue con el gobernador de Colima, Ignacio Peralta, a hacer entrega de los programas sociales.
En términos beisboleros, dijo que está a ciento por ciento, bateando “arriba de 300”, es decir, que goza de cabal salud, aunque reconoció que no ha podido ir al médico.